Por primera vez llegó la escapada, que no fue una fuga cualquiera, sino de una cuarta parte del pelotón superviviente. Se juntaron 31 y al final se desperdigaron debido a la velocidad de carrera y, sobre todo, a los repechos, entre ellos la doble ascensión a Aia, con puntas de desnivel al 26%.

Landa, de 25 años, además de verse en compañía de tantos ciclistas llevó también a dos de sus compañeros de equipo, que hicieron el trabajo de desgaste mientras él mantenía el foco firme en la victoria de etapa. Valerio Agnoli y ya en el duro repechón, el tremendo Taaramae, le dieron auxilio precioso. Al final se quedó con el estonio, el belga Wellens, que fue segundo, y el estadounidense Tom Danielson, segundo día consecutivo en la escapada.

Cuando faltaban 200 metros, en pleno rampón, atacó y se fue con el estilo que tan pocas veces le hemos podido ver. La última vez, en el Giro del Trentino, donde cazó su gran victoria hasta ahora, que hoy se ha quedado pequeña.

Landa ha pasado por un calvario este invierno, por culpa de un citomegalovirus que lo dejó tirado, en casa y sin poder debutar hasta la última semana de marzo, en la Volta. Supo sufrir allí y afinarse para la ronda de casa. "Vencer delante de mi familia, después de todo lo que ha pasado es un sueño", relató emocionado.

El pelotón de los favoritos no dejó nunca que la escapada superara los cuatro minutos, pero cuando se quiso dar cuenta, la victoria en la meta guipuzcoana se les había ido al garete y la fijación por los marcajes entre ellos adquirió un tono a veces dramático.

Estuvo valiente Michal Kwiatkowski en el primer paso por Aia. Encontró la colaboración de los dos de su equipos metidos en la avanzadilla, David de la Cruz y muy especialmente Tony Martin, pero al final terminó perdiendo la partida: si cedía medio minuto a Henao al comienzo de la etapa, ahora, antes de la contrarreloj decisiva que le favorece está a 42; casi un mundo.

Con él entró Quintana, que acaba de hablar de la alergia. Es cierto que tiene ese problema, pero nunca lo quiere poner como excusa. Amparado en su equipo y en su clase, ha llegado hasta la quinta etapa empatado a tiempo con los dos mejores, Henao y Purito, pero en Aia, aunque ha dado un paso adelante y ha intentado atacar, se ha vuelto a quedar sin fuerzas. Aún así, a 12 segundos y a falta de una contrarreloj con este repecho de Aia de nuevo repetido, no se rinde: "Lucharé por el podio".

Quien salió del pelotón sin nadie capaz de reterlo en el último medio kilómetro durísimo fue Simon Yates, el escalador británico del Orica, que le birla momentáneamente el podio a Nairo. Con su hermano gemelo Adam, noqueado por un bolardo en Bilbao, forman una pareja terrible. Tienen sólo 22 añitos...

En la escapada de salida se metieron los dos escaladores del Caja Rural, Omar Fraile y Amets Txurruka, además de Antonio Molina. Omar conserva el maillot de puntos, que ya será suyo.

La escapada la formaron, en unos primeros 60 minutos a 44 kilómetros por hora, estos 31 corredores: tres del Caja Rural (Fraile, Txurruka y Molina), otros tantos del Astana (Taaramae, Landa y Agnoli), el Ag2r (Betancur, Montaguti y Cherel), el Lotto belga (Gallopin, Vervaeke, Wellens), y el Cofidis (Bagot, Hardy, Molard); dos del Movistar (Antón y Visconti), Tinkoff (Pires, Sorensen), Etixx (Martin, De la Cruz), Lampre (Bono, Conti), Cannondale (Slagter, Danielson) y Trek (Arredondo, Didier); y un representante de BMC (Dennis), Orica (Impey), IAM (Reichenbach) y el Lotto holandés (Van Der Lijke). Es decir, ninguno de los equipos Sky, Giant, Katusha y FDJ.

Mañana, de nuevo aquí en Aia, la crono desempatará el duelo Henao-Purito, o si Yates o Quintana son capaces de discutirles el título de esta 55ª ajustadísima edición de la ronda vasca.

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