Andy y Frank Schleck le acompañan en el podio de París
Samu se lleva el maillot de la montaña, Cavendish el verde y Rolland, el blanco
Contador, quinto en la general, promete volver en 2012 para reinar de nuevo

El Tour de Francia coronó a Cadel Evans como nuevo rey del ciclismo. El corredor australiano conseguía de esta forma llevar por primera vez el premio de la ronda gala a su país y lo hizo por méritos propios. Andy Schelck y su hermano Frank le acompañaron en el podio de París en un día de fiesta que sirvió para ver la quinta victoria de etapa de Mark Cavendish en una apasionante edición de 2011.

La 'Grande Boucle' echó el cierre a un nuevo y espectacular capítulo donde Evans pudo cantar, ya por fin, una victoria en una grande. El corredor del BMC, campeón del mundo en 2009, logró quitarse la enorme espina que tenía clavada de haber sido segundo en 2007 y 2008, además de un tercer puesto en 2009. Y es que el que avisa no es traidor. Su eterna fama de 'segundón' pasó ahora a ser parte de Andy Schleck, que ya suma tres segundos cajones consecutivos en París (y un 2º en el Giro de 2007).

Cadel Evans, nacido en Australia hace 34 primaveras, volvió a ser el corredor tímido que pasó desaparecibido. Su preparación este año se centró única y exclusivamente en el Tour y su apuesta salió ganadora. Entraba dentro de los favoritos para la victoria final, pero siempre por detrás de Alberto Contador y de Andy Schleck, en quienes se fijaban los focos más grandes de la carrera.

Sin embargo, y contrariamente a lo que muchos podían pronosticar, el Tour no fue cosa de dos. Evans, sin hacer mucho ruido y siendo el más listo de todos, se fue apoderando de la clasificación general para terminar conquistándola con todo merecimiento. Ya en la cuarta etapa, en el Muro de Bretaña, dio un aviso a navegantes logrando el triunfo por delante de Contador.

En una posición inmejorable para ser los primeros días, el australiano fue comiendo terreno a todos poco a poco. Ya en los Pirineos estuvo siempre con los mejores pese a la gran exhibición de Samuel Sánchez en Luz Ardiden. El asturiano logró su soñada etapa en un Tour de Francia y se convirtió en gran protagonista de la montaña, premio que conquistó con todo el merecimiento del mundo, además de un gran sexto puesto en la general final.

Pero Evans seguía a lo suyo. En Plateau de Beille volvió a aguantar con los mejores y se presentó en la tercera semana con todas las opciones posibles. Los Alpes, una vez más, volvían a ser los jueces de la carrera y el australiano tenía muy claro que sería un testigo directo. El gran obstáculo estaba en la etapa reina de la edición, con final en Galibier. Fue una jornada que sirvió para ver al mejor Andy Schleck que, después de escaparse en el Izoard, logró llegar en solitario a meta para presentar candidatura. Aquel día, el ciclismo español lamentó el 'adiós' de Alberto Contador.

El de Pinto no tuvo su Tour. Involucrado en una caída en el primer día que le hizo perder más de un minuto, contó además con otras piedras en el camino como su rodilla, que quedó muy maltrecha durante las dos primeras semanas. Por si esto fuera poco, que no lo era, el madrileño acusó el tremendo esfuerzo que había realizado semanas antes en el Giro de Italia, donde se impuso con abrumadora superioridad. Era el único que se atrevía con las dos grandes carreras del calendario, y eso pesa mucho. El rey ha sido destronado, pero volverá en 2012 más fuerte que nunca, seguro.

Su casta y su valentía quedaron retratadas en la etapa del Alpe d'Huez, donde lanzó un fuerte latigazo a falta de más de 90 kilómetros para el final para finalmente ceder ante una de las sorpresas de la edición, el francés Pierre Rolland (maillot blanco de los jóvenes). La general era lucha de otros. Evans aguantó las embestidas de Andy Schleck en las jornadas alpinas, tirando del carro como un jabato para seguir con opciones a falta de la decisiva crono de Grenoble, donde pulverizó los 57 segundos que le separaban del luxemburgués, quedando segundo del día y primero del Tour, por delante de Andy y Frank Schleck, que completaron el podio y que prometen dar guerra para muchos años.

Termiaba así la hegemonía española en París, que ya duraba cino años. La capital francesa fue una fiesta a la que se quiso sumar Mark Cavendish, que repitió en los Campos Elíseos y conquistó su quinta victoria en el Tour de 2011 sumando ya un total de 20 en todas sus participaciones en la ronda gala. El británico se imponía de esta forma a José Joaquín Rojas, con quien peleó durante tres semanas para conquistar el maillot verde de la regularidad.

Pero el protagonista era el amarillo, propiedad del corredor antípoda por excelencia. Se podría decir que es casi todo lo contrario a Alberto Contador, por ejemplo. No es un ciclista que lance ataques ni rompa la carrera desde lejos, pero siempre está ahí. Su constancia, su esfuerzo y su capacidad de superación año tras año han otorgado un justo premio para un Evans que bien lo merecía. El ciclismo le ha dado lo que le debía dar. Enhorabuena.

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